sábado, 2 de enero de 2021
Cómo impermeabilizar paredes de barro con cactus
martes, 29 de diciembre de 2020
lunes, 26 de octubre de 2020
El club de los perfectos
Hay gente que ya está cansada de que yo cuente cosas del barrio de Florida. Pero no es culpa mía: en Florida pasa cada cosa que una no puede menos que contarla.
Como la historia esa del Club de los Perfectos.
Porque resulta que los perfectos de Florida decidieron formar un club.
Algunos de ustedes preguntará quiénes eran los Perfectos. Bueno, los Perfectos de Florida eran como los Perfectos de cualquier otro barrio, así que cualquiera puede imaginárselos.
Por ejemplo, los Perfectos no son gordos pero tampoco son flacos.
No son demasiado altos, y mucho menos petisos.
Tienen todos los dientes parejos y jamás de los jamases se comen las uñas.
Nunca tienen pie plano ni se hacen pis encima.
No son miedosos. Ni confianzudos.
No se ríen a carcajadas ni lloran a moco tendido.
Los Perfectos siempre están bien peinados, siempre piden “por favor” y jamás hablan con la boca llena.
Hay que reconocer que los Perfectos de Florida no eran muchos que digamos. Es más, eran muy pocos. Tan pocos que había calles, como Agustín Alvarez, donde no podía encontrarse un Perfecto ni con lupa. Pero -pocos y todo- decidieron formar un club porque todo el mundo sabe que a los Perfectos sólo les gusta charlar con Perfectos, comer con Perfectos y casarse con Perfectos.
El Club de los Perfectos fue el tercer club de Florida. Los otros dos eran el Deportivo Santa Rita y el Social Juan B. Justo.
El Deportivo Santa Rita era sobre todo un club de fútbol. Los sábados por la tarde se llenaba de floridenses porque los sábados por la tarde se jugaban los partidos amistosos con el equipo de Cetrángolo.
El Social Juan B. Justo era el club de los bailes. Los sábados por la noche los floridenses que querían ponerse de novios se reunían a bailar con los Rockeros de Florida entre guirnaldas verdes, rojas y amarillas.
Pero el Club de los Perfectos era otra cosa.
Para empezar no era ni un galpón ni una cancha. Era una casa en la calle Warnes, con grandes ventanales y una verja alta de rejas negras. Y en el jardín que daba al frente, nada de malvones, dalias y margaritas, sólo palmeras esbeltas, rosales de rosas blancas y gomeros de hojas lustrosas.
Los sábados por la noche los Perfectos llegaban al club con sus ropas planchadas y sus corbatas brillantes. Como eran perfectamente puntuales llegaban todos juntos.
Se sentaban alrededor de la mesa con mantel almidonado y vajilla deslumbrante. Comían tranquilos y educados. Masticaban bien. Sonreían. Nunca parecían tener hambre. Ni apuro. Ni sueño. Ni rabia. Ni ganas. Ni celos. Ni frío.
Tan diferentes eran, que a los floridenses se les hizo costumbre eso de ir a visitar el Club de los Perfectos. Bueno, visitar es una manera de decir porque al Club de los Perfectos sólo entraban Perfectos, y los demás miraban de afuera.
Lo cierto es que, a eso de las siete de la tarde, en cuanto terminaba el partido, los del Deportivo Santa Rita se venían en patota a la calle Warnes y, a eso de las ocho, antes de ir para el baile del Social Juan B. Justo, las parejas de novios pasaban por la calle Warnes para echarles una ojeadita a los Perfectos.
Los floridenses se apretaban todos junto a la verja. Eran un montón, pero ninguno era perfecto. Estaba doña Clementina, llena de arrugas; el nieto de don Braulio, que era un poco bizco; el chico del almacén, que era petiso; Antonia, llena de pecas… y chicos que usaban aparatos en los dientes, chicos que a veces se comían las uñas, chicos que a veces se hacían pis encima, chicos con mocos, muchachos que clavaban los dientes en los sánguches de milanesa porque tenían hambre y chicas un poco despeinadas porque había viento.
Los sábados por la noche el Club de los Perfectos estaba siempre rodeado de floridenses. Y fue por eso que, cuando pasó lo que tenía que pasar, hubo muchos que pudieron contarlo.
Resulta que estaban ahí los Perfectos, tan perfectos como siempre reunidos alrededor de la mesa, perfectamente bronceados porque era verano y perfectamente frescos y perfumados, cuando pasó lo que tenía que pasar.
Pasó una cucaracha.
Una cucaracha lisita, negra, brillante, en cierto modo una cucaracha perfecta, que trepó lentamente por el mantel almidonado y empezó a caminar, perfectamente serena, por entre los platos.
El primero que la vio fue un Perfecto de saco blanco y corbata a rayas, perfectamente rubio. La cucaracha se acercaba, pacíficamente, hacia su plato.
El Perfecto rubio se puso de pie… demasiado bruscamente, porque voló la silla, empujó con el codo el plato decorado, que se estrelló contra el piso, y derramó el vino tinto de su copa labrada sobre la Perfecta de vestido blanco.
La cucaracha entre tanto, posiblemente sorda y seguramente valiente, seguía recorriendo la mesa, desviándose sin sobresaltos cuando se le interponía algún plato.
Los Perfectos en cambio sí que parecían sobresaltados. Había algunos que se subían a las sillas y gritaban pidiendo ayuda, y otros que se comían velozmente las uñas acurrucados en los rincones. Había algunos que lloraban a moco tendido y otros que, de puro nerviosos, se reían a carcajadas.
El mantel ya no parecía el mismo, lleno como estaba de platos rotos y copas volcadas. Y serena, parsimoniosa, la machita negra y lustrosa proseguía su camino.
Los floridenses que estaban junto a la reja al principio no entendían. Se agolpaban para ver mejor, los de la primera fila les pasaban noticias a los de atrás. Aníbal, el relator de los partidos amistosos, se trepó a lo alto de la verja y empezó a transmitir los acontecimientos:
―El Perfecto de la Camisa a Cuadros se cae de espaldas. Rueda. Quiere ponerse de pie, trastabilla y cae sobre la Perfecta del Collar de Nácar. La Perfecta del Collar de Nácar pierde la peluca. Se arroja al suelo y camina en cuatro patas tratando de recuperarla. El Perfecto del Traje Azul tropieza con ella, pierde el equilibrio y cae… Cae también su dentadura, que golpea ruidosamente contra la pata de la mesa…
Arrugados, despeinados, manchados y llorosos, los Perfectos fueron abandonando la casa de la calle Warnes. Los floridenses los miraban salir y no podían casi reconocerlos. Algunos estaban pálidos. Otros parecían viejos. Algunos, si se los miraba bien, eran francamente gordos. Y todos, uno por uno, estaban muertos de miedo.
A los floridenses más burlones les daba un poco de risa.
Los floridenses más comprensivos les sonreían y les daban la bienvenida: al fin de cuentas no era tan malo estar de este lado de la reja.
De más está decir que ese mismo día se disolvió el Club de los Perfectos.
Y cuentan en el barrio que los sábados por la tarde algunos de los que fueron sus socios llegan cansados y hambrientos del Deportivo Santa Rita y que otros van, un poco despeinados, al Social Juan B. Justo.
Cuentan también que en la casa de la calle Warnes ahora crecen malvones.
Y parece que así es mucho mejor que antes.
De Graciela Montes.
martes, 22 de septiembre de 2020
CULTIVO Y FASES LUNARES
Desde hace muchos años los agricultores han observado el ciclo lunar para optimizar los resultados del cultivo.
Al igual que con las mareas, las personas y demás mamíferos, la fuerza gravitatoria de la Luna afecta a las plantas ya que influye en su fotosíntesis, en la germinación de las semillas, en la humedad de la tierra o en los movimientos de ascenso y descenso de la savia por la planta, por lo que cada ciclo lunar es más idóneo para una determinada tarea relacionada con el cultivo.
Además de las diferentes fases de la Luna, también influye en las plantas la distancia de ésta con la Tierra y su estado. El cultivo basado en el ciclo lunar se llama biodinámico y lleva muchos años aplicándose por diferentes cultivadores.
LAS FASES DE LA LUNA
Existen cuatro fases diferentes de la Luna:
LUNA LLENA:
La Luna está completamente blanca. Durante esta fase la savia se encuentra en la parte aérea de la planta, existe un mayor desarrollo del follaje, por lo que toda la actividad relacionada con el sistema radicular se ve disminuida. No es recomendable durante esta fase hacer esquejes.
LUNA CRECIENTE:
La Luna tiene forma de D. La savia asciende desde las raíces hacia la parte superior de la planta. El momento idóneo para germinar y sembrar las semillas es al final de esta fase. No es recomendable hacer podas.
LUNA NUEVA:
La Luna está completamente negra. Es un periodo durante el cual la planta está en reposo y reduce su actividad por lo que se produce muy poco desarrollo. Durante esta fase es recomendable realizar podas y trasplantes, además de que es una buena fase para abonar, para el control de adventicias y en el cultivo de guerrilla, eliminar las plantas que nos estorben.
LUNA MENGUANTE:
La Luna tiene forma de C. En esta fase la savia desciende hasta las raíces, por lo que hay más actividad radicular y es una buena fase para realizar actividades relacionadas con este sistema como hacer esquejes, trasplantes, cortar, enraizar, fertilizar o regar.
CICLOS DE LA LUNA
Además de las cuatro fases, la luna atraviesa simultáneamente dos ciclos llamados ascendente y descendiente. Se puede saber en que ciclo se encuentra si se observa la altura de la Luna un día y se compara con su altura al día siguiente. Si está más alta está en ciclo ascendente, por el contrario, si está más baja se encuentra en ciclo descendiente.
Ciclo ascendente:
La savia se concentra en la parte aérea de las plantas, en el follaje. Si tienes pensado realizar esquejes, utiliza los últimos 2-3 días de esta fase lunar para cortar los futuros esquejes. Enraizarán con fuerza y rapidez a medida que la Luna descienda y se produzca la fase menguante.
Ciclo descendiente:
La savia se concentra en la parte de las raíces. Es el momento ideal para enraizar, germinar y sembrar las semillas, abonar, trasplantar, podar y preparar el terreno.
La órbita que describe la Luna es elíptica, por lo que varía su distancia respecto de la Tierra. El momento en el que se encuentra más lejos de la Tierra es el apogeo y cuando se encuentra más cerca de la Tierra es el perigeo. Durante el apogeo y perigeo y los días anterior y posterior no es recomendable trabajar con las plantas.
Además la órbita de la luna coincide en dos ocasiones con la órbita de la Tierra. Este momento, llamado nodo, se produce aproximadamente cada 28 días y puede ser ascendente, cuando coincide con la Luna ascendente o descendiente, cuando coincide con el ciclo lunar descendiente. No es recomendable trabajar con las plantas durante los nodos y los días anterior y posterior.
jueves, 17 de septiembre de 2020
Carta abierta a la agroecología que queremos
En tiempos donde una parte de la población esta poniendo su mirada en qué cosas come y cuales elije dejar de comer, donde se están empezando a elegir frutas y verduras sin glifosato, ni agrotóxicos que envenenen nuestro cuerpo; también pasan cosas que envenenan nuestro alma.
La construcción de un colectivo humano que busca producir y consumir hortalizas naturales también debe incluir una pluralidad de voces y de pensamientos; que se busque el consenso pero que también pueda haber disenso en las opiniones porque, pese a la cuarentena, estamos en democracia.
Hay espacios que se ven muy lindos por fuera pero que internamente no todo reluce de la misma forma. Donde "la cabeza" del grupo, que no fue elegida, puede decidir si vestirse de azul o verde según lo amerite la ocasión y proceder de forma dictatorial y unánime en muchas de las decisiones que el "grupo grande" ignora y que a lo sumo se enterará un tiempo después. O donde l@s sociólog@s expulsan gente de los grupos participativos porque cuestionan un modelo arbitrario, sin pensar en cómo se siente el exiliado y sin siquiera darle la oportunidad de defenderse y expresarse ante el resto del espacio.
Elijamos la agroecología sana, plural, donde los miembros se expresen sin restricciones ni expulsiones; donde las frutas y verduras crezcan sanas y sin químicos; donde no existan "el grupo chico" y "el grupo grande; donde tod@s, absolutamente tod@s, podamos decir qué queremos para nuestra agroecología. Porque sino, será solo un conjunto de buenas prácticas agrícolas, sin tejido social, sin unión, sin equidad. Porque si en los cultivos proclamamos la diversidad de especies, los bordes y la asociación de especies, no podemos en las relaciones interpersonales excluir al que opina diferente, al que levanta la voz cuando algo no se está haciendo de manera correcta. Porque si hacemos esto, estamos aceptando una manera ideal para los vegetales y otra antagónica para las personas.
Y vos...cuál es la agroecología que querés?
Firma: un excluido