martes, 21 de agosto de 2018

El arte del compostaje


Módulo 1
En  este  módulo  definiremos el marco teórico de la práctica del compostaje y conoceremos cuáles son sus principales beneficios.
Definiciones generales
Es generalmente aceptado definir al compostaje como un proceso biológico de descomposición de compuestos orgánicos hasta la formación de un producto estable.
Hablamos de un proceso biológico porque en él participan organismos vivos, en particular microorganismos. El resultado final del compostaje es caracterizado como producto estable porque se pretende que sus propiedades o características más relevantes no varíen una vez terminado el proceso.
Una definición más específica indica que el compostaje no consiste en un único proceso, sino en una sumatoria de procesos metabólicos complejos procedentes de la actividad integrada de un conjunto de microorganismos bajo condiciones determinadas. Durante estos procesos metabólicos, los distintos organismos intervinientes transforman los residuos y/o productos intermedios mediante reacciones químicas y biológicas (se alimentan de ellos) hasta la obtención del producto final.
Ya una definición más detallada y concreta puede precisar que el compostaje es la descomposición aeróbica de residuos orgánicos -como restos vegetales, animales, excrementos y purines- por medio de la reproducción masiva de bacterias aerobias termófilas. Este tipo de bacterias necesita de la presencia de aire, en particular de oxígeno, y es por ello que el compostaje es un proceso de descomposición aeróbica (a diferencia de los procesos anaeróbicos, que no requieren de la presencia de aire para desarrollarse). Otra característica de las bacterias que intervienen en el proceso es la termofilia, es decir, la resistencia a las altas temperaturas (> 45°C) que se generan en una una de las etapas del compostaje.
Todas estas definiciones pueden esquematizarse del siguiente modo:


Es decir, el proceso de compostaje es aquel en el cual los residuos orgánicos o materiales fuentes de carbono (C) y nitrógeno (N), en condiciones óptimas de humedad (agua) y aireación (oxígeno), promueven la actividad de numerosos microorganismos que descomponen los residuos, generando en su accionar emisiones de dióxido de carbono, altas temperaturas (calor) y lixiviados (líquidos escurrentes).
El producto obtenido -el COMPOST- es inocuo y estable. Se puede decir que es inocuo porque las altas temperaturas “limpian” la mezcla. Se lo caracteriza como estable porque, una vez que culmina el proceso, el compost mantiene sus características a pesar del paso del tiempo. Los responsables del proceso son los múltiples microorganismos involucrados: por y para ellos es importante contar con materiales que les brinden el suficiente alimento y las condiciones de humedad y oxigenación que les permitan respirar y sobrevivir en la mezcla.

 Etimológicamente, la palabra compostaje proviene del latín componere, que significa "juntar". El término se refiere, entonces, a la acción de juntar residuos orgánicos para su reciclado. La actividad es tan ancestral como las prácticas agrícolas: pueblos antiguos acopiaban los residuos generados en sus jardines y granjas, incluyendo guanos y estiércoles, para fermentarlos y usarlos como abono. Luego, a principios del siglo XX, un botánico inglés combinó sus conocimientos científicos con las prácticas agrícolas tradicionales de la India. El método resultante, conocido como Indore, consistía en dejar fermentar una mezcla de residuos vegetales y estiércoles, humedeciéndola periódicamente.

Tipos de nutrientes y abonos
Además de agua y aire, las plantas necesitan para crecer una serie de nutrientes que absorben del suelo. Podemos clasificarlos del siguiente modo:
  • Aquellos nutrientes que la planta absorbe y utiliza en mayor medida, los elementos principales (macronutrientes), en particular nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K).
  • Los elementos secundarios: calcio (Ca), magnesio (Mg) y azufre (S). También se consideran macronutrientes, pero son absorbidos en menor proporción que los elementos principales.
  • Los micronutrientes o microelementos: se trata generalmente del hierro (Fe), manganeso (Mn), cobre (Cu), zinc (ZN), boro (B) y molibdeno (Mo). Si bien son esenciales, son utilizados por las plantas en cantidades muy bajas, pues su exceso produce toxicidad.
Una opción extendida para enriquecer nutricionalmente al suelo es el agregado de abonos. Se define como fertilizante o abono a toda sustancia orgánica o inorgánica, o mezcla química (natural o sintética), utilizada para enriquecer el suelo y favorecer el crecimiento vegetal mediante el aporte de uno o varios elementos nutritivos indispensables.


Los abonos orgánicos más conocidos y utilizados son los guanos de origen animal.

Los abonos minerales presentan una amplia variedad de opciones, como el sulfato de magnesio, utilizado para corregir la deficiencia de magnesio en el suelo. También hay abonos minerales con elementos secundarios o con microelementos. En general, este tipo de abonos se clasifica en sólidos y líquidos y en simples o compuestos, según la cantidad de elementos principales que lo compongan:


Enmiendas: compost y lombricompuesto
Llamamos enmienda a cualquier sustancia o producto orgánico capaz de modificar o mejorar las propiedades y las características físicas, químicas, biológicas o mecánicas del suelo. Las enmiendas más conocidas y utilizadas son el compost y el lombricompuesto o humus de lombriz. Es un error común referirse a las enmiendas orgánicas como abonos orgánicos: si bien ambos productos son de origen orgánico, las enmiendas, como su nombre lo indica, tienen como objeto mejorar las propiedades del suelo incorporándole un mayor porcentaje de materia orgánica, mientras que los abonos proveen de mayor concentración de nutrientes a suelos y plantas.
Todos estos conceptos están asociados al de Agricultura Orgánica, que define al sistema de producción que mediante el manejo racional de los recursos naturales, sin la utilización de productos de síntesis química, brinde alimentos sanos y abundantes, mantenga o incremente la fertilidad del suelo y la diversidad biológica. Esta práctica se basa en la utilización máxima de todos los recursos disponibles en el lugar de cultivo, otorgándole importancia a los procesos biológicos que se dan en los suelos, minimizando el uso de recursos no renovables y prescindiendo del uso de fertilizantes sintéticos y plaguicidas, todo en pos de proteger el medio ambiente y la salud de las personas.
¿Cuáles son las ventajas de las enmiendas y abonos orgánicos sobre los fertilizantes?
  • Si bien los fertilizantes sintéticos o químicos tienen una concentración determinada y fija de cierto nutriente, mayormente de fácil aplicación y con resultados casi inmediatos, los abonos orgánicos y enmiendas proveen al suelo de materia orgánica, esencial para que mejore y mantenga todas sus propiedades.
  • Actualmente, hay una gran demanda de productos de origen orgánico, que promueve la búsqueda de prácticas mediante las cuales se obtengan productos más saludables. El compostaje, en sus diferentes escalas de producción, es la opción más simple y menos costosa.
  • Por otro lado, la relevancia que va adquiriendo la protección medio ambiental inclina a los municipios, organismos y agentes involucrados a buscar soluciones a los problemas de colocación de los residuos y degradación de suelos fácilmente reproducibles. También en este aspecto el compostaje es una de las opciones más simples y económicas.
  • Los fertilizantes sintéticos parecían ser la mejor opción para lidiar con los problemas de suelos y cultivos. Sin embargo, con el paso del tiempo se observó que, por el contrario, algunos inconvenientes se habían acentuado y nuevas problemáticas habían aparecido. Gradualmente, los suelos fueron perdiendo materia orgánica, microorganismos importantes, enzimas y otras presencias que ayudaban en los procesos naturales involucrados en el desarrollo de cultivos.
  • Por un lado, se produjo un agotamiento de suelos productivos, que derivó en un posterior y constante corrimiento hacia terrenos vírgenes. Por otro, fue en aumento la contaminación producida por la industria.
La importancia de compostar en casa
Se sabe que en promedio una persona genera entre 0.6 y 1 kg de residuos por día, 60% de los cuales son de origen orgánico. El resto incluye plásticos, vidrios y demás residuos inorgánicos.
La importancia del compostaje domiciliario radica en que ayuda a reducir los residuos en origen y es un método efectivo para su reciclado. Su implementación minimiza los problemas ambientales y costos relacionados con el transporte y tratamiento de residuos. La recolección, el acopio y el eventual tratamiento de los residuos son muy costosos y, si no se realizan de manera adecuada, producen aún más contaminación. Por ejemplo, emisiones de gases que contribuyen al efecto invernadero o lixiviados (líquidos que escurren de los residuos acumulados) que contaminan suelos y aguas subterráneas. El compostaje domiciliario permite, por ejemplo, que los camiones recolectores aumenten su capacidad de recolección y que la vida útil del sitio de disposición final (basural, relleno sanitario, etc.) se prolongue significativamente.
Recordemos que los problemas ambientales son de interés público y esta práctica permite que la ciudadanía participe en la protección ambiental de manera activa.

Beneficios del compost

Mejora las condiciones del suelo
El agregado de compost al suelo ayuda a restituir su materia orgánica. La presencia de esta materia orgánica en las proporciones adecuadas es fundamental para asegurar la fertilidad y evitar la desertificación de los suelos cultivados. Decimos que el compost ayuda a mejorar las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo.
Mejora las propiedades físicas del suelo
La materia orgánica da estabilidad a la estructura de los agregados del suelo, es decir, hace más permeables los suelos pesados y más compactos los ligeros (por ejemplo, da cohesión a los suelos arenosos). Además, aumenta la permeabilidad hídrica y gaseosa y la capacidad de retención de agua, es decir, permite que agua y aire circulen fácilmente por el suelo y se mantenga la humedad (reduciendo la evaporación del agua presente en el suelo) para beneficio de los cultivos. También aumenta la capacidad calorífica del suelo, es decir, la capacidad de resistir los cambios de temperatura externos sin sufrir cambios muy bruscos en la temperatura propia.
Mejora las propiedades químicas del suelo
La materia orgánica aporta macro y micronutrientes. También mejora la capacidad de intercambio de cationes del suelo, es decir, la capacidad del suelo para absorber algunos nutrientes y dejarlos disponibles para las plantas. Por ejemplo, mantiene las reservas de nitrógeno de tal forma que estén disponibles para los cultivos.
Por otro lado, contribuye a mejorar el poder tampón del suelo, o sea, la capacidad de regular el pH llevándolo a neutro. El pH es un indicador del grado de acidez del suelo y lo ideal para el buen desarrollo de los cultivos es que el suelo no sea ni muy alcalino ni muy acido, sino que su pH sea relativamente neutro.
Mejora las propiedades biológicas del suelo
La materia orgánica del suelo se comporta como la fuente de energía y nutrientes de los microorganismos del suelo. Ellos son, en gran medida, los responsables de la fertilidad de un suelo y gracias a su accionar es posible que las semillas sembradas se desarrollen sanas y fuertes y que las raíces sean saludables y se nutran adecuadamente.

 Ayuda a reducir la contaminación
La elaboración de compost reduce los residuos generados en origen. Esto conlleva a que disminuyan tanto la cantidad de lixiviados como los focos de mal olor de restos en descomposición en los sitios de disposición final.
Representa un ahorro en abonos y fertilizantes
El uso de compost elaborado en nuestras casas, en plantas, plantines y otros cultivos no sólo disminuye el gasto asociado a la compra de abonos y fertilizantes, sino que también mejora las características del suelo aumentando la cantidad de materia orgánica y de nutrientes, con un costo de elaboración muy bajo.
Es de fácil aplicabilidad al suelo
En comparación con la aplicación de estiércoles (abonos orgánicos) o fertilizantes sintéticos, la utilización de compost presenta menos inconvenientes en cuanto a la dosificación. Tanto en el caso de los guanos aplicados directamente como de fertilizantes químicos, un exceso en la dosis recomendada puede tener efectos tóxicos o contaminantes. Con el uso de compost como enmienda, se obtienen productos más sanos, con la contribución extra de proteger nuestro medio ambiente.
Es comercializable
La elaboración de compost a mediana o gran escala permite obtener un producto apto para la comercialización. Existe un amplio mercado y el costo de elaboración e inversión es relativamente bajo.

Módulo 2
En este módulo detallaremos en qué consiste cada etapa del compostaje y cómo debemos actuar para que el resultado sea exitoso.

Materiales a compostar
Llamamos residuos orgánicos a aquellos desechos de origen biológico, es decir, provenientes de un ser vivo, ya sea animal o vegetal. Es este tipo de materiales, exclusivamente, el que buscaremos agregar a nuestra mezcla.

Entonces, ¿qué podemos compostar?
Empecemos por los residuos que generamos en nuestras cocinas y hogares:
  • Cáscaras de frutas y hortalizas.
  • Restos de frutas y hortalizas sin cocción.
  • Cáscaras de huevo.
  • Saquitos de té o mate cocido usados.
  • Borra de café.
  • Yerba usada.
  • Papel o cartón, sin impresiones o manchas de aceite o grasa.
  • Pelos y pelusas.
  • Restos de poda y jardinería.
  • Hojas (secas o verdes, dependiendo su origen).
  • Cenizas de origen orgánico (es decir, proveniente de madera o papel).
Hay otros residuos orgánicos que pueden utilizarse para compostar, pero generalmente se utilizan en emprendimientos de mediana o gran escala, donde es más fácil controlar algunos parámetros críticos. Nos referimos a:
  • Estiércoles y purines (de animales herbívoros: ganado ovino, bobino o caprino, conejos, caballos y aves de granja).
  • Residuos orgánicos generados en criaderos o sitios de faena de animales de granja.
  • Orujos.
  • Restos orgánicos de actividades industriales relacionadas al agro (residuos de jugueras o plantas procesadoras de frutas y hortalizas).

¿Qué NO podemos compostar?
No todos los residuos que generamos deben incluirse en la mezcla. Los principales ejemplos son:
  • Restos de maderas, aserrín o viruta que hayan sido tratados con productos químicos.
  • Residuos orgánicos contaminados con productos químicos o aceites.
  • Tejidos sintéticos.
  • Plásticos de cualquier tipo.
  • Restos de vidrios.
  • Otros residuos NO ORGÁNICOS (por ejemplo, metálicos).
  • Aceites, grasas o productos lácteos.
  • Estiércoles de animales carnívoros.
  • Plantas enfermas.
  • Malezas.
  • Papeles y cartones con impresiones.
Todos los restos que contengan químicos pueden contaminar el suelo del sitio donde se acopian y la mezcla a compostar.
Ni los tejidos sintéticos, ni los plásticos y vidrios se degradan fácilmente. En el mejor de los casos, pueden pasar años hasta que esto suceda.
Los restos de aceites, grasas, lácteos, comidas elaboradas, carnes y huesos atraen vectores, es decir, ratas, aves de carroña u hormigas, que pueden no sólo invadir la mezcla sino también contaminarla con su materia fecal. Recordemos que los vectores son los causantes de la propagación de algunas enfermedades.
Los estiércoles de animales carnívoros pueden contener organismos peligrosos para la salud que no se eliminan fácilmente en el proceso de compostaje y dan como resultado un producto no inocuo1.
Las plantas enfermas pueden contaminar la mezcla. Es posible que los organismos que la afectan no desaparezcan en el proceso, lo cual presenta un peligro para las plantas a las que se adicione la enmienda.
Las malezas suelen encontrar en la mezcla a compostar un lugar propicio donde reproducirse, por lo cual es conveniente evitar que estén presentes.
Los papeles o cartones con impresiones pueden intoxicar a algunos de los agentes que colaboran en el proceso de compostaje, como las lombrices.
1Inocuo: que no hace daño, en particular a la salud.

Consejos respecto de los materiales a compostar
Para obtener un buen producto y que el compostaje no presente demoras y dificultades innecesarias, es necesario tomar los siguientes recaudos según el tipo de residuo a utilizar:
  • Las hojas perennes suelen ser resinosas, lo que dificulta su descomposición. Debido a ello, es recomendable triturarlas antes de añadirlas a la mezcla, o utilizar sólo una pequeña cantidad, para reducir la duración del proceso.
  • Si contamos con restos de paja o heno, es importante picarlos o humedecerlos para acelerar su compostaje.
  • Si queremos compostar pasto recién cortado, lo ideal es dejarlo secar un par de días o utilizar poca cantidad. El pasto fresco mantiene mucho la humedad y, en grandes cantidades, tiende a compactarse, complicando la aireación de la mezcla. Además, es propenso a alcanzar muy altas temperaturas o fermentarse en vez de descomponerse, complicando el proceso de compostaje.
  • Los residuos cítricos tienen mucha acidez y requieren de mayor aireación, por lo tanto no es conveniente integrarlos en demasía a la mezcla. Hay que prestar especial atención a esto en época invernal, cuando nuestro consumo de este tipo de frutas aumenta: si bien disponemos de mayor cantidad de residuos cítricos, no debemos incluirlos todos en el compostaje.
  • Los residuos de té y café, dado que son húmedos y de rápida descomposición, colaboran con la degradación del resto de los residuos. Podemos aprovechar esta característica esparciéndolos en toda la mezcla, en lugar de dejar los saquitos enteros o el cúmulo de borra.
  • Al utilizar papel blanco o cartón es conveniente cortarlo en trozos más pequeños o en tiras, para facilitar su descomposición e integración con el resto de la mezcla.

Pasos del compostaje

La práctica del compostaje supone una serie de pasos que debemos cumplir para que el proceso se realice de manera óptima. Los detallamos a continuación:
  • Elegir el lugar más propicio para colocar la compostera: antes de comenzar, es importante determinar si contamos con espacio disponible. También debemos considerar que el suelo a utilizar tenga buen drenaje, sea parejo, haya sombra parcial y reparo del viento.
  • Separar y acopiar los residuos orgánicos: por ejemplo, juntar (recordemos que compostar proviene del latín componere, que significa "juntar") los orgánicos generados en la cocina en un recipiente separado del resto de la basura. También se pueden juntar las hojas y los restos de poda o jardinería cerca de la compostera.
  • Armado de la base: es optativo. Se puede elegir colocar la mezcla directamente sobre el suelo, ya que contribuye a que la población de microrganismos reaccione más rápidamente, o podemos decidir colocar un recipiente para compostar elevado del suelo, para colaborar con la aireación.
  • Armado de la pila o llenado de la compostera: una de las formas más usadas para el armado de la pila de compost es por capas, utilizando material seco y húmedo intercalado. Más adelante explicaremos y mostraremos esta opción.
  • Incorporación de un activador (tierra o compost sin terminar): en caso de armar la compostera distante del suelo, es recomendable colocar al menos una palada de tierra o compost inmaduro para que oficie de activador microbiano.
  • Mezcla: un paso importante del proceso es la realización periódica de volteos, es decir “revolver” la mezcla para que el producto final sea homogéneo y la descomposición se produzca en toda la pila y no por sectores.
  • Riego: otro paso primordial es el riego y el control de humedad de la mezcla. El riego debe ser periódico pero no excesivo: sólo regar cuando sea necesario.
  • Incorporación de material fresco: según el método de compostaje elegido se puede o no incorporar residuos orgánicos frescos a medida que se va llevando a cabo el proceso. En caso de hacerlo, es importante mezclar bien.
  • Fin del compostaje: luego de varios meses, el proceso culmina y debe retirarse el compost maduro, dependiendo del método de compostaje aplicado.
  • Tamizado: generalmente, el producto obtenido se tamiza para una mejor presentación y para que los restos sin descomponer (trozos visibles) vuelvan a ser compostados.
  • Utilización: una vez que el compost está listo, es importante determinar que es apto para el uso y establecer la forma de utilización/dosificación más adecuada según el tipo de cultivo.
Ahora que conocemos todos los pasos que deberemos seguir, describiremos el proceso en sí, para que sea más fácil visualizar la importancia de cada uno de ellos en las distintas etapas del compostaje.

Etapas del proceso de compostaje

El proceso de compostaje consta de 3 etapas: la etapa mesófila inicial, la etapa intermedia o termófila y la etapa mesófila final.
Los términos mesófilo y termófilo, se refieren al tipo de organismo que participa en cada etapa. Los microorganismos mesófilos son incapaces de soportar altas temperaturas, mientras que los termófilos sí son capaces de hacerlo.
En la primera etapa, que es mesófila, tenemos presentes hongos y bacterias. La temperatura de la pila será entre unos 10°C y unos 30°C, como máximo. Es decir, esta etapa se desarrolla a una temperatura ambiente promedio de aproximadamente 20°C. El pH en esta etapa es generalmente ácido, o sea menor que 7, y la duración es de entre 5 a 10 días, dependiendo de las condiciones ambientales y de la mezcla.
En la segunda etapa, la única termófila del proceso, intervienen bacterias, hongos y actinomicetos, todos ellos resistentes a altas temperaturas. La pila puede alcanzar los 70°C, aunque lo ideal es que supere al menos los 45-50°C para "limpiar" o esterilizar la muestra, eliminando los organismos patógenos presentes. Esta etapa se extiende durante 10 a 20 días y es de pH alcalino (> 7).
La tercera y última etapa, también mesófila como la inicial, presenta bacterias, hongos y antrópodos. La temperatura disminuye hasta los 15-10°C, el pH es neutro o aproximado. Esta etapa dura entre 15 y 30 días y, una vez finalizada, nuestro compost ya estará “maduro”.

Hasta aquí hemos descrito brevemente qué sucede en cada etapa y quiénes participan de ellas, sin excesivos detalles. Pero es importante que conozcamos las características y funciones de los ejecutores principales del compostaje.
A continuación, nos adentraremos brevemente en el mundo de los microrganismos para conocer la "mano de obra" compostadora y entender su importancia. Tengamos en cuenta, por un lado, que cada materia prima que utilicemos en la elaboración de compost trae su propia carga de microorganismos característica y, por otro, que en un gramo de compost hay al menos más de 10 millones de microorganismos.

Microorganismos presentes en cada etapa

Como ya dijimos anteriormente, los microorganismos pueden clasificarse según las temperaturas que son capaces de resistir:
  • Psicrófilos: aquellos que viven en el rango de temperaturas que va de -18°C a 18°C.
  • Mesófilos: aquellos que viven entre 5°C y 43°C.
  • Termófilos: aquellos que viven entre 40°C y 93°C.
El objetivo principal del proceso de compostaje es alcanzar la etapa de condiciones termofílicas, es decir, con temperaturas por encima de los 40°C, ya que las bacterias presentes en ella son las que trabajan/procesan más rápido y es en esta etapa donde se eliminan patógenos (microorganismos que producen enfermedad) y malezas indeseadas.
Los microorganismos involucrados en la elaboración de compost son los siguientes:
  • Bacterias (termófilas y mesófilas).
  • Actinomicetos termófilos.
  • Hongos (mesófilos y termófilos).
  • Protozoos.
  • Rotíferos.
Características de estos microorganismos
Las bacterias son microorganismos unicelulares de formas muy diversas. Son los organismos más abundantes del planeta y es posible encontrarlos en cualquier hábitat. Hay bacterias “buenas” que participan en distintos procesos de elaboración y sanitización naturales o sintéticos; y hay bacterias “malas”, o patógenas, que son responsables de muchas enfermedades. En particular, las bacterias a las que aquí hacemos referencia son aquellas “buenas” imprescindibles para el reciclaje de elementos.
Los actinomicetos o actinobacterias son un grupo de bacterias de estructura particular. La mayoría de ellas se encuentra en la tierra y juegan un importante papel en la descomposición de materia orgánica. Son las encargadas de renovar las reservas de nutrientes en la tierra y son fundamentales en la formación de humus.
Los hongos son organismos que incluyen a mohos, levaduras y  también setas (hongos de gran tamaño). Son los descomponedores primarios de la materia muerta de plantas y de animales y como tales poseen un papel ecológico muy relevante en los ciclos biogeoquímicos.
Los protozoos son organismos microscópicos unicelulares que se desarrollan en lugares húmedos o acuáticos. Su rol ecológico en la transferencia de la producción bacteriana a los niveles tróficos1 sucesivos es muy importante. También desempeñan un papel como los herbívoros y como consumidores en el acoplamiento del proceso de descomposición de la cadena alimentaria. Son de vital importancia en poblaciones y biomasa2 de las bacterias que controlan.
Los rotíferos o rotíferas son microorganismos pluricelulares, que oscilan entre los 0.1 y 0.5 mm de tamaño. Viven en aguas dulces o saladas, tierra húmeda, musgos y hongos. Son básicamente gusanos redondos muy pequeños.



Otros organismos que participan del compost son la mesofauna, organismos macroscópicos (visibles) parte de la fauna típica del suelo: babosas, caracoles, ácaros, bichos bolita, lombrices, hormigas negras, ciempiés, escarabajos y nematodos (gusanos redondos).
La mesofauna cumple la función de ser “dientes y lengua” en este proceso, ya que son los encargados de realizar la degradación mecánica inicial del material orgánico acopiado, reduciendo el tamaño de las partículas para facilitar el accionar de los microorganismos. Una vez que ellos han finalizado, los microorganismos toman la posta: ellos serían “estómago e intestinos”.
Como hemos enfatizado anteriormente, los microorganismos son los máximos responsables de la obtención de compost. Están presentes tanto en la materia prima que se utiliza para armar la pila o compostera, como en el suelo donde se acopia o que se utiliza como activador. Esta población microbiana degrada los compuestos orgánicos para obtener energía y nutrientes para llevar a cabo sus procesos vitales.
Los microorganismos necesitan principalmente carbono y nitrógeno. El carbono es la fuente de energía y el nitrógeno les sirve para formar las proteínas que requiere su cuerpo en formación. De aquí se desprende la importancia que se le da a la relación carbono/nitrógeno en la elaboración de compost.

1.- Conjuntos de especies u organismos que ocupan un lugar equivalente en la cadena alimentaria.
2.- Materia orgánica originada en un proceso biológico, espontáneo o provocado, utilizable como fuente de energía.
3.- 1 μm = 0.000001 metro.

Relación entre carbono y nitrógeno

Esta relación, generalmente denotada como C/N, es la indicadora del balance entre los dos nutrientes que favorezca el crecimiento y la reproducción de los microorganismos que operan en la mezcla.
Una relación C/N muy baja en el compost final, es decir con una concentración de nitrógeno (N) mucho mayor que la de carbono (C), nos indica que es muy posible que perdamos el exceso de N en su forma amoniacal (NH3). Recordemos que los microorganismos usan C como fuente de energía para subsistir y N para formar su cuerpo. Al haber poco C, la reproducción disminuye y no se consumirá todo el N, por lo cual el exceso del mismo puede perderse en otras formas. Esto hace que el proceso pierda efectividad.
En cambio, si tenemos un valor de C/N muy alto, la actividad biológica disminuye. Los microorganismos tienen una gran fuente de energía pero no la suficiente cantidad de N para continuar reproduciéndose. Tampoco resulta efectivo el proceso en estas condiciones.
Los valores de C/N se obtienen mediante la determinación en laboratorio de ambos nutrientes. Los valores para sustratos o materias primas más utilizados en el compostaje ya están tabulados. A continuación, mostramos algunas tablas que nos pueden resultar útiles para estimar estos valores antes de comenzar nuestro compost.
En la tabla 1 se muestran los datos de porcentaje de nitrógeno y relaciones C/N para los sustratos comúnmente utilizados:

 Otra forma sencilla de estimar las proporciones a utilizar es a partir de la clasificación de los sustratos entre marrones o secos (es decir, ricos en C) y verdes o húmedos (ricos en N). En la siguiente tabla mostramos esta clasificación para los sustratos más habituales:

La relación C/N óptima para arrancar el proceso de compostaje varía entre 20:1 (20) y 30:1 (30), es decir, 20 o 30 partes de carbono a 1 de nitrógeno ( 20 < C/N < 30).
El valor final que se pretende obtener luego de finalizado el proceso es menor a 20:1, pero mayor de 15:1, es decir 15 < C/N < 20.

Tengamos en cuenta que partiendo de una relación Carbono/Nitrógeno según los valores recomendados, nos aseguramos obtener un valor final cercano al óptimo. Además, partiendo de estos requerimientos podemos saber las proporciones aproximadas de cada materia prima a utilizar.

Microorganismos patógenos
Antes de finalizar este módulo, vamos a referirnos a los microorganismos indeseables que pueden estar presentes en nuestro proceso, los patógenos. Existen bacterias, virus, hongos, helmintos o huevos patógenos que pueden estar en los residuos que ofician de materia prima para nuestro compost.
Como dijimos previamente, los patógenos son aquellos organismos que pueden causarnos enfermedades, ya sea por contacto directo con el producto contaminado o por transferencia. Puede suceder que nuestra materia prima contenga una carga de microorganismos indeseados y que el proceso de compostaje no se lleve a cabo correctamente, de forma tal que no sean eliminados. En este caso, corremos el riesgo de que nuestro producto, que ya no es inocuo, transfiera su contaminación a otros productos, por ejemplo a almácigos o plantaciones y, por supuesto, a sus frutos. También hay riesgo de que nos contaminemos nosotros al manipular el compost. La siguiente tabla resume los posibles organismos patógenos que podemos encontrar en el compost y sus efectos sobre la salud humana:

 La siguiente tabla especifica las temperaturas mínimas necesarias para esterilizar la mezcla, eliminando estos microorganismos indeseados, y durante cuánto tiempo deberían mantenerse:

Al ver esta tabla, comprendemos la importancia de alcanzar la etapa termófila para asegurarnos la inocuidad de nuestro producto.
Referencias del módulo y material extra
Módulo 3
En este módulo aprenderemos cómo elegir y utilizar el tipo de compostera más adecuado para nuestro proyecto.

Sistemas de compostaje abiertos
Una de las clasificaciones más generales de los sistemas de compostaje los divide entre cerrados y abiertos. A continuación, conoceremos los sistemas abiertos, que son aquellos que dejan la mezcla en contacto con el aire exterior, como las pilas, camas o montículos. A su vez, podemos clasificarlos en sistemas abiertos estáticos y sistemas abiertos con volteos.

Los sistemas abiertos estáticos son aquellos en los que se  evita realizar volteos, de modo tal que el proceso se desarrolle autónomamente. Es conveniente darle a la pila o montículo frente triangular o forma piramidal para favorecer la circulación natural del aire y el alcance de las temperaturas necesarias. También pueden agregarse chimeneas o colocar la pila en altura. Si a pesar de estas precauciones se visualiza que el proceso no se da correctamente, se pueden realizar volteos, pero con la menor frecuencia posible. Normalmente, en este tipo de sistema, los volteos son manuales.
En cambio, los sistemas abiertos con volteos, como su nombre indica, se voltean con mayor frecuencia y manualmente. Suelen disponerse en forma de cama:

Sistemas de compostaje cerrados
Los sistemas cerrados, como su nombre lo indica, son aquellos que tienen algún tipo de cubierta que “aísla” la mezcla del exterior. Sus principales ventajas residen en que requieren menos espacio de instalación, permiten un mejor control de parámetros y suelen acelerar el proceso. Por otro lado, dado que son sistemas con cierto grado de industrialización o complejidad, tienen asociado un costo de instalación, armado o adquisición usualmente elevado. Actualmente, en varias cadenas de hipermercados que funcionan a lo largo del país se pueden conseguir al menos una o dos opciones de composteras comerciales (por lo general del tipo reactor o del tipo vertical) que varían entre los 2.000 y los 3.000 pesos argentinos.
                                          Sistema cerrado comercial
                                       Sistema cerrado casero

Sistemas cerrados verticales
En este tipo de sistemas, la mezcla ingresa por la parte superior y el producto final se recolecta en la parte inferior, en una bandeja o simplemente sobre el terreno donde está emplazada la compostera. Normalmente, requieren riego y volteo para que la mezcla se composte correctamente.

Sistemas cerrados verticales continuos
Se caracterizan por tener la mezcla a compostar en un único receptáculo, es decir, toda la masa junta.
Sistemas cerrados verticales discontinuos
La masa se composta en distintos niveles: se coloca en el nivel superior y, por efecto de la gravedad, desciende hacia los niveles inferiores a medida que se desarrolla el proceso. La materia sufre sucesivas descomposiciones y la existencia de los distintos niveles contribuye a alcanzar la temperatura y humedad necesaria.

Sistemas cerrados horizontales
Se consiguen comercialmente, aunque también existen del tipo casero.

Reactores estáticos
En este tipo de sistema, los volteos se realizan manualmente. El intervalo entre cada volteo debe ser de entre 15 y 30 días, para asegurar las temperaturas que requiere el proceso.
Reactores con rotación
Cuentan con un mecanismo para voltear el material con un simple movimiento, lo cual permite aumentar la periodicidad de los volteos.

Criterios para elegir el sistema adecuado

Ante todo, debemos tener en cuenta que un sistema complejo puede ser más eficiente que uno más simple pero, si su operación es complicada o requiere de conocimientos muy específicos o cuidados excesivos, puede desalentar el compostaje domiciliario. Repasemos la clasificación de sistemas:

Para elegir correctamente entre cada sistema, tendremos que considerar nuestra disponibilidad de espacio, la inversión posible, la cantidad de material a tratar y el clima preponderante, entre otros factores:

Disposición de los residuos
También podemos elegir el modo en que mezclamos los residuos. Por lo general, en el compostaje domiciliario se mezclan de manera aleatoria, sin responder a un orden particular. La otra opción consiste en disponerlos en capas dentro de la pila o compostera, intercalando materiales secos y húmedos, como se muestra a continuación:

Requisitos y recomendaciones

Como hemos mencionado anteriormente, es necesario cumplir con ciertos requisitos para realizar de manera fácil y eficiente nuestra compostera doméstica. En primer lugar, necesitamos tener espacio disponible en nuestro jardín o balcón: al menos 1 m2, considerando tanto las dimensiones de las composteras comerciales como las de una pila abierta de residuos. El lugar que elijamos debe disponer de una fuente cercana de agua fresca para regar nuestro compost.
Por supuesto, necesitaremos herramientas básicas de jardinería -al menos una pala mediana que nos permita revolver la mezcla-. Además, si nos decidimos por un sistema abierto, es recomendable contar con algún elemento que nos permita proteger nuestra pila o cama de animales pequeños que puedan rondar y de lluvias y vientos fuertes. Una media sombra o un film plástico pueden servir a tal fin.
En el caso de pilas o montículos puede ser necesario, a los fines de mantener una buena humedad y aireación de la mezcla, disponer de un tramo de caño de PVC que nos ayude a optimizar los parámetros de oxigenación.
Es aconsejable, además, seguir las siguientes recomendaciones:
  • Destinar un cesto sólo para el acopio de los residuos orgánicos generados y que vayamos a compostar. La separación de residuos en origen es sólo una cuestión de hábitos y costumbres. Si bien puede costar esfuerzo generar el hábito en el núcleo familiar, a medida que se ve el producto obtenido, el compromiso y el entusiasmo tiende a aumentar rápidamente.
  • Destinar, si se puede, un sector para el acopio de los residuos de jardín o poda. Este tipo de residuos opera como agente estructurante y complementa mezclas en las que predominan residuos húmedos.
  • Si vamos a armar una pila o montículo en nuestro jardín, es conveniente que el terreno sea parejo y cuente con un buen drenaje. Los residuos orgánicos, como pueden haber observado alguna vez al sacar la basura, generan un residuo líquido, conocido técnicamente como "lixiviado". Necesitamos que el poco volumen que puede generar nuestra mezcla fluya o escurra en la tierra, para evitar que se estanque y genere malos olores.
  • Para el caso de pilas o montículos, ubicar el compost al reparo del viento y donde tenga sombra parcial nos ayudará a mantener la humedad suficiente.
  • Se recomienda tomar como base para el armado de la mezcla una proporción de 2:3 de material fresco a seco. Es decir, cada 2 partes de material fresco, 3 de material seco (en complemento con las proporciones según la relación C/N).
  • Respecto de los restos de jardín o poda, a fin de facilitar y acelerar su descomposición, se sugiere triturarlos o trozarlos antes de colocarlos en la mezcla.
En resumen, lo más importante para un compostaje exitoso es:
  • CUIDAR LAS PROPORCIONES DE LAS DISTINTAS MATERIAS PRIMAS QUE UTILIZAMOS AL INICIAR LA MEZCLA.
  • MANTENER LA HUMEDAD DE LA MEZCLA.
  • REALIZAR VOLTEOS PERIÓDICOS, es decir, mezclar nuestro compost cada cierto periodo de tiempo.
  • PROTEGER LA PILA, CAMA o COMPOSTERA DE LLUVIAS, AVES y OTROS VECTORES (por ejemplo, roedores e insectos).
Referencias del módulo y material extra
Módulo 4
Al terminar este módulo, sabremos cómo reconocer un buen compost y qué indicadores debemos atender para obtenerlo.

Parámetros de calidad

En este módulo nos enfocaremos en los parámetros a controlar en nuestro compost, la duración del proceso y la madurez del producto terminado.
Hay ciertos parámetros que es conveniente controlar antes y durante el proceso de compostaje para asegurarnos de obtener un buen producto final. Los principales son: el tamaño de partícula, la aireación, la humedad, la temperatura y el pH. Si bien algunos de ellos necesitan de equipos o técnicas particulares, hay formas simples y prácticas que nos permiten hacer una estimación aceptable.
Cada uno de estos parámetros contribuye con el proceso de manera distinta y complementaria. La práctica y experimentación darán al compostador las respuestas sobre los vericuetos del proceso a medida que se internen en él. Puede ser un poco difícil o desalentador al principio, porque los resultados no son tan rápidos como uno quisiera, pero una vez que vemos que comienza a funcionar y tenemos nuestro primer compost terminado, vemos que es realmente posible reciclar nuestros residuos orgánicos.

Tamaño de partícula
Es importante al inicio del proceso verificar el tamaño de partícula de los distintos sustratos, en especial aquellos residuos secos de gran volumen.
Un particulado muy grande (trozos de gran tamaño) puede lentificar el proceso de descomposición. En contraposición, un particulado muy fino (de muy pocos milímetros) puede evitar que el compostaje se inicie. También, si el tamaño de las partículas es muy heterogéneo, se corre el riesgo de que la descomposición sea sectorizada, es decir, no homogénea. Por lo tanto, tener la precaución de triturar algunos residuos (recordemos que hablamos más que nada de los secos) puede ayudar. En particular se recomienda triturar o chipear1 aquellos generados de la poda y algunos de origen celulósico, como el papel y el cartón.

Aireación
Hemos hecho hincapié repetidas veces en la importancia de controlar que nuestra pila tenga una buena aireación. El oxígeno cumple un papel muy importante en el proceso y por lo tanto es conveniente asegurarnos de que la mezcla lo obtenga en las cantidades necesarias.
Para ello, es necesario establecer una periodicidad adecuada en los volteos. Generalmente, el primer volteo se realiza una vez transcurridos los 15 primeros días, para permitir que el compostaje comience y los microorganismos involucrados inicien su actividad tranquilamente. Los subsecuentes volteos suelen realizarse en períodos de 10 o más días según se observe la evolución del proceso, dependiendo también del volumen y de las condiciones climáticas.

Humedad
Uno de los parámetros de mayor importancia, como lo hemos dicho repetidas veces, es la humedad de la mezcla. Recordemos que nuestros socios, los microorganismos, necesitan ciertas condiciones para poder realizar la tarea y lograr que nuestros residuos se transformen en compost.
Suele tomarse como valor de control una humedad de alrededor del 70 - 80% para la mezcla en proceso. ¿Cómo podemos saber si nuestra pila o cama se ajusta a este valor? Una forma simple de controlar la humedad es tomar una porción de mezcla, armando como una pelota o bola, y apretarlo suavemente con una mano. Si al hacerlo escurren gotas de líquido en cantidad moderada, tenemos una buena humedad. Si, en cambio, escurre suficiente agua para dejar nuestra mano muy mojada o embarrada, quizás tengamos un exceso de humedad. Si al prensar con la mano la pelota no escurre líquido alguno, o ni siquiera logramos armar una pelota porque el material se desgrana, la humedad no es la suficiente para que el proceso se lleve a cabo.


Temperatura
La medición de la temperatura en ciertos momentos del proceso nos puede dar la pauta de si realmente nuestra mezcla se está compostando. Recordemos la gráfica del Módulo I, donde se mostraba la evolución de la temperatura durante el proceso.
Generalmente, la mezcla alcanza una temperatura más elevada luego de los primeros 15 - 20 días de compostaje.
Es muy probable que la primera vez que realicemos este proceso estemos más expectantes y pendientes de lo que sucede y tal vez en alguna ocasión podamos observar o percibir que la mezcla tiene una temperatura ligeramente mayor que la ambiente. En pilas de gran tamaño, como las que se realizan a gran escala, la elevación de la temperatura es más notoria.
Podemos, si contamos con el recurso y nos interesa estudiar más en detalle lo que sucede en la experiencia, medir y registrar diariamente (o entre 2 y 3 veces por día) la temperatura con un termómetro tipo pincha carne. Para tener un valor más representativo, esta medición se realiza de forma que el termómetro este en contacto con la parte central de la pila o cama. Los extremos o superficies de nuestra mezcla están en constante contacto con el aire, en el caso de sistemas abiertos, y por lo tanto la temperatura seguramente es menor que en el resto de la pila.

pH
El pH indica el grado de acidez de la mezcla. Recordemos que en el Modulo I, la gráfica de evolución de temperatura también nos mostraba la evolución de este valor.
Una vez que el proceso llega a su fin, se supone que el compost alcanza un valor aproximadamente neutro, es decir, muy cercano a 7.
Este parámetro suele medirse también para determinar la dosificación del compost una vez terminado, conociendo los requerimientos según el tipo de suelo o planta al que vamos a aplicárselo. La medición suele realizarse a través de ensayos de laboratorio de cierta simplicidad pero que involucran un costo asociado.
También existen en el mercado cintas de pH que permiten realizar una medición aproximada y rápida, pero es necesario preparar una solución saturada compost-agua (1:1, una parte de agua-una parte de compost) para poder humedecer la cinta y tener un resultado.

Duración del proceso

La duración del proceso suele ser normalmente de entre 1 o 2 meses, dependiendo de ciertas condiciones.
La época del año en la que se realiza (verano – invierno) y el clima del lugar influyen en nuestra mezcla. Si estamos en una época o lugar muy caluroso, es probable que tengamos que regar más frecuentemente para evitar que la pila de compost se seque. Si estamos en una zona fría o en invierno, la frecuencia de regado deberá ser mayor para no retrasar el proceso. Si en nuestra región predominan vientos o lluvias, puede que tengamos que prever algún tipo de protección para que no se inunde o se seque demasiado, según corresponda.
La frecuencia de volteos o aireación también determina la duración del compostaje. Excesivos volteos, es decir, una frecuencia corta, hacen más lento el proceso, ya que es como si lo cortáramos (o enfriáramos) continuamente. Es recomendable siempre esperar de 10 a 15 días entre cada volteo. Muy pocos volteos también pueden ser nocivos, ya que los microorganismos no tendrían el oxígeno suficiente para actuar.
Otro factor a tener en cuenta es el tipo de materia prima preponderante y las proporciones que hemos de mantener. Es importante equilibrar los residuos húmedos y los secos -sin que haya un exceso de ninguno de los dos tipos- de modo tal que los microorganismos actuantes tengan las fuentes de energía necesarias.
Por supuesto, el tipo de sistema elegido y el volumen de residuos que hemos de compostar son determinantes en la duración del proceso. Si el volumen es muy pequeño, corremos el riesgo de nunca alcanzar las condiciones necesarias para el compostaje, mientras que, si la pila es de proporciones exageradas, es posible que tarde más de lo esperado y que nos dificulte el mantenimiento. Como vimos en el módulo anterior, algunos sistemas de compostaje suelen hacer el proceso más corto.

Madurez del compost

El proceso de compostaje concluye una vez que el producto alcanza su madurez. Existen varios indicadores simples para evaluar este factor.
Un compost maduro debe tener olor a tierra húmeda; nunca un olor fuerte ni a basura. Normalmente, suele decirse que la suavidad y humedad de su olor remite a las que se perciben en zonas boscosas. Sólo al comienzo del proceso es aceptable sentir un olor fuerte, similar al que se produce cuando olvidamos sacar la basura, pero éste no debería extenderse en el tiempo.
En esta parte final del proceso ya no debería observarse ningún tipo de insectos ni mesofauna rondando por la pila, como sí puede haber sucedido en alguna de las etapas previas (en particular, en la primera etapa mesófila). Una vez que el compost está maduro, los organismos que oficiaban de "dientes y lengua" ya no tienen qué comer. El aspecto final del producto debe asemejarse al de la tierra común, quizás un poco más oscura, húmeda y esponjosa que lo habitual. No deberíamos distinguir ningún trozo de residuos remanente, sino ver una masa relativamente homogénea que a simple es como la tierra.
Una prueba simple para verificar la madurez del compost se conoce como "la prueba de la bolsa". Consiste en colocar aproximadamente un kilo de compost en una bolsa transparente y cerrarla lo más herméticamente posible dejando un espacio libre entre el compost y el cierre. A continuación, se la ubica en un lugar alejado de la luz solar y a temperatura ambiente. Si después de 24 horas se observa que la bolsa ha transpirado, es decir, hay gotitas y humedad evidente en el sector libre, significa que el compost no está del todo listo. Es muy probable que debamos esperar un poco más hasta que se termine el proceso.

Módulo 5
Este módulo nos enseñará cómo complementar nuestro compost gracias a la acción de las lombrices.

Lombricompuesto

El lombricompuesto es otra opción de reciclado de residuos orgánicos. Las lombrices se alimentarán de nuestro compost y le darán nuevas propiedades. Si nuestra compostera es una pila contra el suelo, las lombrices se acercarán a ella naturalmente. De lo contrario, será necesario comprarlas.
La calidad del lombricompuesto que obtengamos dependerá de la calidad de nuestro compost original. Las lombrices que lo utilizarán como alimento sólo son capaces de modificar levemente algunas de sus propiedades, en particular las físicas. Si la mezcla que compostamos no se “limpió” o esterilizó correctamente, vamos a trasladar cualquier carga de patógenos u organismos indeseados a nuestro lombricompuesto.
También es posible obtener lombricompuesto sin necesidad de compostar previamente. En este caso, debemos limitar el tipo de residuo que se utiliza como alimento para las lombrices, ya que éstas no pueden aprovechar muchos de ellos sin descomposición previa o si no están presentados en un particulado muy fino. Los restos de yerba, café, algunas frutas y verduras, papeles y cartones (ambos limpios y sin inscripciones) son fácilmente digeridos por las lombrices.
Como podemos suponer, las lombrices son las grandes actrices de este capítulo, en particular una especie conocida como Roja Californiana, la eisenia foetida. Esta especie es la que normalmente se utiliza para hacer lombricompuesto, porque tiene la mayor capacidad de consumo/transformación de compost.

Las lombrices

Las lombrices son anélidos oligoquetos. Los anélidos son un grupo de invertebrados de cuerpo segmentado en anillos. Estos anillos, llamados metámeros, tienen exactamente la misma estructura interna, es decir, que a lo largo de casi toda la lombriz se repite la misma estructura. Los oligoquetos son una subespecie de los anélidos que tiene la particularidad de poseer quetas, pero en poca cantidad (en comparación con otras especies). Las quetas son pequeñas cerdas o filamentos que les permiten desplazarse en su hábitat.
Dentro de la familia de lombrices, a su vez, tenemos dos grupos, las de pigmentación roja y las de pigmentación gris. El grupo rojo es el que nos importa en este capítulo: incluye a las lombrices rojas californianas, o eisenia foetida, y a algunas lombrices de tierra. La principal razón para preferir a la lombriz roja californiana es la velocidad a la que consume los residuos: en el lapso de un día es capaz de consumir su propio peso en alimento. A continuación listamos las características más relevantes para nuestra actividad:
  • Tiene un ciclo reproductivo corto.
  • Se aparea con frecuencia (copulan cada 7 - 10 días).
  • Es más longeva que otras especies. Puede llegar a vivir hasta 16 años en condiciones controladas. Su promedio de vida en cautiverio es de 5 a 6 años.
  • Puede criarse en cautiverio y en espacios reducidos; soporta condiciones de apiñamiento. Además, mientras tenga alimento a su disposición, permanece en el lugar.
  • Son hermafroditas, es decir, que cada lombriz tiene ambos aparatos reproductivos. Esto no significa que puedan auto-fecundarse, ya que necesitan una compañera. Pero sí puede ocurrir que, luego del apareamiento, ambas lombrices queden fecundadas.
  • Luego de la fecundación, se produce un capullo o cocón, de donde nacerán las lombrices. Estos pequeños “huevos” son de un tamaño de 3-4 mm con forma de pera y tienen un color entre verdoso y marrón (según el estadio de madurez), como se ve en la figura:
  • De cada cocón o huevo pueden llegar a nacer entre 2 y 20 lombrices, pero por lo general no exceden las 4 - 5.
  • El cocón tarda de 14 a 21 días en incubarse.
  • Una vez adulta, esta lombriz tiene una longitud promedio de 5-8 cm. En algunos casos puede exceder los 10 cm.
  • Su peso adulto se aproxima al gramo, y es capaz de consumir diariamente su peso en alimento.
  • Es bastante rústica, lo que significa que es capaz de adaptarse a suelos dentro de un amplio rango de pH y conductividad (acidez y contenido de sales).
  • Sus deyecciones o excretas son el 60% de su consumo diario de alimento, es decir, que una lombriz adulta puede llegar producir un poco más de medio gramo diario de humus.
  • A los 90 días de vida alcanzan su madurez y están en condiciones de reproducirse.
  • Con una pareja de lombrices podemos tener hasta 3000 ejemplares en menos de 4 meses.
  • Cuando la lombriz alcanza la madurez, se puede observar en su cuerpo la formación de un anillo más ancho y voluminoso, llamado clitelo, cuya función está vinculada al proceso de reproducción. Se ubica generalmente en la parte anterior de la lombriz, a continuación de los órganos reproductores.

Las lombrices necesitan algunas condiciones ambientales básicas para su correcto desarrollo:
  • Humedad del 70-80%. Si la humedad supera el 90%, se les dificulta respirar. Con una humedad menor al 55%, se les dificulta la movilidad y las condiciones no son aptas para su supervivencia.
  • Poca luz. Las lombrices son fotófobas y extremadamente sensibles a los rayos UV.
  • Requieren un suelo con pH entre 5 y 8.5, preferentemente alrededor de 7. A pH mucho menores pueden desarrollarse plagas que les resultan mortales.
  • Buena aireación.
  • La temperatura ideal para su desarrollo es cálida (alrededor de 20ºC). Si la temperatura es muy baja, entran en período de latencia, es decir, que consumen menos alimento y dejan de reproducirse. Si la temperatura baja de los 4°C o supera los 30 – 35ºC, puede ser mortal para ellas (aunque, si tienen el resguardo suficiente, son capaces de soportar temperaturas ambientales bajo cero).
¿Qué las afecta?

Las lombrices no transmiten enfermedades, pero no tienen la capacidad de eliminar o contrarrestar bacterias o patógenos. Si en el ambiente donde se encuentran hay bacterias presentes, es posible que se desarrollen plagas que las perjudiquen.
Las moscas, hormigas, ciempiés, bichos bolita, escarabajos, babosas y otros organismos de la mesofauna compiten con las lombrices por el alimento. Las hormigas rojas pueden llegar a atacarlas y lastimarlas. Nuestra población de lombrices puede verse afectada también por sus predadores naturales: pájaros y roedores.
Por otro lado, una plaga o parásito común de la lombriz es la planaria. Se trata de un gusano chato de color blancuzco que se adhiere y alimenta de ella hasta matarla.

Cría de lombrices

Es necesario tomar algunos recaudos para cuidar y mantener la población de lombrices que necesitamos para nuestro lombricompuesto.
A diferencia del compostaje sin lombrices, es necesario armar lechos o camas que contengan a la población. Pueden ser de material o con bordes de madera, de profundidad y dimensiones que permitan su cuidado y mantenimiento manual, como se muestra a continuación:
Las herramientas para esta actividad también son distintas. Debemos elegir aquellas que tengan bordes suaves o redondeados, para evitar lastimar a las lombrices.
En cuanto a humedad y aireación, los cuidados son similares a los de las pilas de compostaje. Debemos tomar mayor precaución respecto de la presencia de predadores y plagas y observar periódicamente que el comportamiento y aspecto de las lombrices sea saludable.
Al comienzo de la actividad suele ser necesario adquirir un núcleo inicial de lombrices. Se trata, generalmente, de un metro cúbico de material con lombrices en todos sus estadios de madurez (cocón, adulto e intermedio). Hay emprendimientos que se dedican exclusivamente a la comercialización de lombrices para todos sus usos: lombricompuesto, pesca y elaboración de alimentos balanceados, entre otros, por lo cual no suele resultar problemático conseguir el núcleo inicial.
Suele suceder que, después de un tiempo de producción de lombricompuesto, nos encontremos con una superpoblación de lombrices, debido a su alta reproductividad. Por esta razón, es usual que los mismos productores de humus empiecen a comercializar o ceder núcleos de lombrices.

Recolección del humus

El humus estará listo después de unos meses, según el volumen del material procesado y la población de lombrices con la que contemos. Generalmente, tarda el mismo tiempo que un compostaje, por lo tanto tendremos el producto final en el doble de tiempo. Su aspecto es casi igual al del compost.
Una vez que el lombricompuesto está listo, hay que separar y recuperar de él a la población de lombrices, para que pueda seguir procesando más compost. Podemos hacerlo captando a las lombrices con alimento fresco o capturándolas y mudándolas mecánicamente. Un método simple consiste en colocar sobre la cama de lombricompuesto terminado una capa de alimento nuevo (compost) de unos pocos centímetros. Tras un tiempo suficiente, las lombrices se habrán desplazado hacia esa capa superior, que podemos retirar y mudar a otro lecho con alimento.
Una vez que tenemos el producto final, por lo general se tamiza para recuperar las pocas lombrices que puedan quedar y retirar cualquier impureza.
Visualmente, el lombricompuesto es apenas más oscuro que el compost, pero de consistencia más suave y esponjosa. A simple vista, el humus es más presentable que el compost, pero en cuanto a las propiedades es similar.

Compost versus lombricompuesto

¿Cuáles son las ventajas del lombricompuesto respecto del compost?
Ambas enmiendas tienen beneficios que no difieren mucho entre sí. En ambos casos obtenemos productos orgánicos de buena calidad (si tomamos todas las precauciones necesarias durante el proceso) que nos ayudarán a mejorar las propiedades del suelo al que se lo adicionamos.
En particular, el lombricompuesto tiene un mayor costo de inversión inicial, debido a la adquisición de lombrices y la preparación de camas de material o estructuras necesarias para mantener las condiciones requeridas. Además, las lombrices necesitan mayor cuidado para sobrevivir. Si vamos a utilizar compost como alimento, que es lo más recomendable, debemos asegurarnos de que éste sea de buena calidad. En este caso, para obtener nuestro producto final vamos a requerir de más tiempo de proceso, pues recién "sembraremos" las lombrices una vez finalizado el compostaje: dependiendo del volumen, tardaremos uno o más meses adicionales para alcanzar el producto final.

Lombricompuesto domiciliario

Si compostamos directamente en una pila sobre el suelo, es probable que espontáneamente se acerquen lombrices de tierra a alimentarse de la parte inferior, donde se encuentra lo ya compostado. Si esto ocurre, podemos esperar un poco más para retirar el producto terminado, y así obtener nuestro lombricompuesto.
Entre las composteras comerciales de sistema cerrado, existen algunas que cuentan con un pequeño compartimento o cajón para lombrices. Son similares a los sistemas cerrados verticales discontinuos: uno de los cajones intermedios contiene las lombrices y una vez que los residuos cumplen el primer ciclo de descomposición pasan a él para ser procesados. El humus se obtiene en la base.
 
Referencias del módulo y material extra:
  • Lombricultura Rentable “Manual Teórico -Práctico para la cría comercial de Lombrices” – Jose Gabetta.
  • Lombricultura: “Lombricompuesto, un producto natural de demanda nacional y mundial” – Mabel Abiatte.
Módulo 6
Finalmente, veremos las maneras de aprovechar nuestro compost y responderemos algunas consultas frecuentes.

Problemas frecuentes
Los problemas más frecuentes que pueden presentarse en la elaboración de compost son:
  • Mal olor
  • Temperaturas muy bajas
  • Presencia de vectores
  • Moho u hongos visibles
Las posibles causas del mal olor u olor amoniacal son la excesiva humedad y compactación. Si esto ocurre, necesitamos agregar material seco de particulado variable (no muy fino) y mezclar. Para que no vuelva a aparecer el problema, es conveniente redefinir la periodicidad del riego y controlar la humedad de la mezcla y el tamaño de partícula a agregar.
En ocasiones, la pila mantiene temperaturas insuficientes para alcanzar un buen compostaje. Esto puede deberse a que la pila es muy pequeña, le falta humedad, hay un exceso de algún tipo de residuo en particular (húmedo o seco), falta aireación o el clima preponderante es frío. Según lo que corresponda, tendremos que incrementar el volumen a compostar; aumentar la periodicidad de riego o tomar alguna medida que permita mantener la humedad de la pila (por ejemplo cubrirla con film); controlar las proporciones de los materiales a compostar, recordando las relaciones C/N recomendadas; aumentar la periodicidad de volteos o verificar el tamaño de partícula para evitar excesiva compactación; o proteger la pila del clima cubriéndola o colocándola a resguardo.
La presencia de vectores, es decir roedores, hormigas o aves, puede denotar presencia de residuos grasos y falta o exceso de humedad. En tales casos, hay que ajustar la separación de residuos para no agregar materiales indebidos, controlar la frecuencia de riego y agregar residuos secos o húmedos según sea necesario. Si la pila se ve atacada por hormigas rojas, se debe a la falta de humedad. Esto se soluciona regando la pila o compostera, dado que estos insectos no resisten humedades superiores al 70-80%. Para evitar que roedores y aves se acerquen es recomendable cubrir o proteger la pila o compostera.
Si observamos capas de moho u hongos en nuestro compost, es probable que la oxigenación de la mezcla sea escasa, por lo tanto tendremos que aumentar la frecuencia de volteos.

Preguntas frecuentes

  • ¿El compostaje produce malos olores?
    El proceso de descomposición de los restos vegetales desprende un olor característico, ligeramente ácido o agrio, pero que no debe perdurar en el tiempo. Como ya dijimos, el olor del compost es agradable y recuerda el olor del bosque húmedo. Si percibimos un olor fuerte, desagradable o particular (ácido o amoniacal) es necesario revisar que las condiciones de la mezcla sean las óptimas. Es posible que alguno de los problemas mencionados en el tema anterior esté aquejando la mezcla.
  • ¿El compostaje puede atraer animales molestos?
    Si el proceso se ha realizado de forma correcta, NO atraerá animales molestos o indeseados. Recordemos que los insectos y vectores (roedores y pájaros) son atraídos sólo por algunos tipos de residuos, o si las condiciones de la mezcla no son las mejores. Su aparición es fácilmente solucionable: ajustar la separación de residuos, proteger la pila o compostera y controlar las condiciones de humedad y aireación. En un primer estadio de la mezcla es normal que aparezcan mosquitas de la fruta, hormigas negras, bichos bolita y otros insectos que colaboran con el proceso, pero si su presencia se extiende mas allá de las primeras semanas deberíamos rever y controlar algunos de los parámetros.
  • ¿Es necesario añadir algún producto?
    El proceso del compost es natural y autónomo. Su finalidad, como hemos descrito anteriormente, es recuperar o enfatizar las propiedades del suelo al que se adiciona. En algunos casos, particularmente en los compostajes de mayor escala, suele añadirse un acelerador biológico, es decir, microorganismos que ayudan a que el proceso se lleve a cabo con mayor velocidad.
  • ¿Es necesario regar el compost?
    El agua es un componente de importancia en este proceso. Por lo general es importante regar la pila periódicamente de forma tal que se mantengan las condiciones de humedad necesarias para el proceso. Esto depende del clima preponderante en el lugar donde vivimos. Es fundamental tener en cuenta que no hace falta realizarlo diariamente, ya que un exceso de humedad no es propicio para el compostaje. Si las condiciones de resguardo de la pila son tales que la protegen del viento y el sol (que contribuyen a secar la mezcla), es posible que necesitemos una periodicidad de riego menor.
Dosificación

Una vez terminado nuestro compost orgánico, estamos en condiciones de usarlo para enmendar la tierra de nuestras plantas. Recordemos que nuestro producto se agrega a la tierra para mejorar sus cualidades, por lo tanto, siempre necesitaremos usar una combinación de ambos materiales.
La dosificación depende tanto del tamaño de la planta como de las propiedades o características del suelo. En almácigos, se recomienda colocar 50% compost y 50% tierra. Para macetas, 25% compost y 75% tierra. Para árboles, colocar una capa de pocos centímetros en la base (del ancho de la copa). Para flores y arbustos incorporar y mezclar una capa de unos 5 centímetros a la superficie. En las huertas, incorporar y mezclar 2 kilos de compost por cada metro cuadrado de tierra.
Es importante no aplicar el compost directamente sobre la planta, ya que esta no tendrá los nutrientes suficientes para su desarrollo.

Determinación de parámetros para comercializar

Para ser comercializable, el compost debe cumplir ciertos parámetros de calidad. El organismo que estipula y establece estos valores es el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA). Existen legislaciones vigentes que establecen dentro de qué rangos es aceptable que varíen estos parámetros.
Los parámetros que primero se controlan para evaluar la calidad de un compost a comercializar son el pH y la conductividad (contenido de sales). Se requiere que el pH ronde entre 6.5 y 8.5 y que la conductividad no exceda los 4mS/cm. Luego se controla el porcentaje de humedad, que no debe ser mayor a 25%, y los contenidos de carbono orgánico (CO) y nitrógeno (N), a fin de determinar la relación C/N. El valor de C/N no debe superar 20/1.
También suelen solicitarse análisis microbiológicos para determinar los contenidos de organismos patógenos y corroborar que el proceso de compostaje alcanzó las condiciones deseadas y el producto final es definitivamente inocuo.
En el laboratorio de Medio Ambiente de INTI - Neuquén se realizan algunas de estas determinaciones, según los procedimientos establecidos por SENASA:
  • pH en pasta y extracto
  • Conductividad en pasta y extracto
  • Porcentaje de humedad
  • Contenido de cenizas, materia y carbono orgánico
  • Análisis microbiológicos: presencia de salmonella, escherichia coli, coliformes totales y fecales (sobre todo cuando se utilizan guanos en la elaboración de compost)
La determinación de Nitrógeno se realiza en otro laboratorio de INTI, ubicado en la provincia de Mendoza.
Referencias del módulo y material extra:












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