Los huertos se diseñan aprovechando la observación y repetición de patrones o formas características del lugar, con la finalidad de replicar la energía que circula y ayudar a su fluidez en el terreno. Nada es rectilíneo ni cuadrado en la naturaleza, por lo tanto las islas de cultivo, dentro de un huerto en permacultura, siempre responden a formas curvas, redondeadas, circulares y espiraladas, que replican la estructura natural de todo diseño viviente (desde una célula hasta el mismo sistema solar).
Los niveles del suelo se elevan (con cartón y mulch) excavando sólo un pequeño sendero en los márgenes sinuosos de las camas de cultivo, con el objetivo de captar e infiltrar mayor cantidad de agua de lluvia. No se ara ni da vuelta la tierra, se suma diversidad y nutrientes a su superficie.
El huerto se cubre por completo con mulch (el mulch puede ser generado por hojas, pajas, estiércol, material orgánico, etc.). Con esto el suelo se airea y enriquece con humus, protegiéndolo de la erosión. Para combatir la gramilla se puede colocar bajo el mulch una capa de ramas finas y cartones para debilitar los efectos de la misma.
Las plantas se reciclan constantemente, y sobre los márgenes de las islas de cultivo se siembran "abonos verdes", que aporten nutrientes (como nitrógeno) al suelo.
Se permite que algunas plantas lleguen a su proceso de floración y semillado para asegurar que la cadena de resembrado autosustentable siga en movimiento (las semillas volverán a germinar por sí mismas dando nacimiento a otra planta y asegurando un ciclo de funcionamiento constante).
Las especies se siembran de manera diversa, mezclando hortalizas, flores, plantas aromáticas y árboles, y se interrelacionan aprovechando los diferentes niveles (bajo, medio y alto) para favorecer el control de plagas y la reciprocidad entre los mismos cultivos (unos funcionan como aspersores de agua, otros nitrogenan el suelo, otros brindan sostén para que trepen por ellas, etc). Esta diversidad atrae así mismo una diversidad de insectos benéficos que controlan plagas y ayudan a la polinización.
En permacultura, toda planta, por muy pequeña y desconocida que sea, se valora y preserva. No se extraen yuyos ni malezas. Todo cumple una función de autorregulación importante para el equilibrio del sistema.
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