Hace calor, tú no estás y tus plantas
necesitan recibir su cuota de agua para sobrevivir. En el huerto-jardín,
los sistemas de riego automático, ya sea por aspersión o por goteo,
funcionan con autonomía. Para las plantas de interior existen una serie
de recursos que les permitirán pasar el verano sin riesgos.
Un sistema de riego automático
consiste básicamente en un programador, electroválvulas (una por cada
zona de riego) que abren y cierran el paso del agua en las diferentes
áreas del jardín, y una red de tuberías de PVC o polietileno que
conducen el agua hasta los goteros al pie de las plantas, si es riego
por goteo, o aspersores o difusores, si es por aspersión.
Hoy, los sistemas de riego automático
son mucho más fáciles de instalar y soterrar, y permiten ganar eficacia
en el riego (cada planta recibe la ración necesaria en el momento
preciso) y se ahorra agua, dinero y tiempo.
El riego automático puede realizarse desde la red o desde un depósito de agua. Funcionan por electricidad o pilas.
Para instalar un sistema de riego lo
primero es dibujar el jardín a escala en papel, señalando la acometida
de agua, el perímetro y las distintas zonas a regar. No se deben mezclar
en una misma zona aspersión y goteo, ya que el caudal, la presión del
agua y tiempo de riego son distintos.
Los programadores funcionan enchufados a la corriente eléctrica o con pilas, que habrá que renovar antes de salir de vacaciones.
Sistema automático con depósito de agua
Funciona con pilas o conectado a la red
eléctrica, y puede servir para regar una sola maceta o varias, a las que
suministra agua por goteo a intervalos predeterminados, como los riegos
automáticos de jardín. La diferencia es que no funciona acoplado a un
grifo sino a un depósito de agua (los hay de varias capacidades), del
que salen tubitos de plástico que se dirigen a las distintas macetas. La
cantidad de agua se regula con una válvula.
Macetas con autorriego
Son jardineras y tiestos con el sistema
de riego incorporado en la base en forma de depósito de agua; encima se
coloca el tiesto correspondiente que permite a las plantas
autoabastecerse por capilaridad. Los hay de distintos formatos, diseños y
marcas.
Conos de arcilla
Es una eficaz adaptación del sistema de
la botella invertida de toda la vida. Consiste en unos conos cerámicos
porosos con un adaptador universal de rosca, que permite acoplarlos a
cualquier botella de plástico (de 0,3 a 5 litros). El suministro de agua
por microgoteo se regula manualmente y solo hay que clavar los conos en
la tierra.
Una manta capilar
Ya sea sobre la encimera de la cocina,
junto al fregadero, o en el cuarto de baño, siempre que haya buena luz,
puedes sacar partido de una manta capilar de riego para mantener a tus
plantas con la humedad necesaria. Tienes que llenar la bañera o el
fregadero con agua y asegurarte de que el tapón cierra perfectamente; a
continuación, introducir un extremo de la manta en ellos y extender el
resto en la superficie donde colocarás las plantas (mientras más juntas,
mejor), que absorberán el agua por capilaridad. Para no estropear la
encimera o el poyete de la bañera, protégelos con un plástico grueso
mayor que la manta. En tu centro de jardinería encontrarás este producto
en varias marcas.
Riego a mecha
Es un método casero muy básico pero
eficaz, que funciona por capilaridad y consiste en llevar una mecha de
fibra de vidrio o un cordón de algodón desde un barreño lleno de agua
hasta el tiesto. Se puede hacer de dos maneras: colocando el tiesto
sobre un recipiente con agua con la tapa perforada, por la que sale una
mecha que se introduce por el agujero de drenaje (como en el dibujo de
la derecha); o simplemente poniendo un recipiente con agua al lado de
cada maceta, del que salga una mecha que llegue a la tierra donde está
la planta. El sistema Rido se basa en los mismos principios y consiste
en un depósito de agua con mecha en su base, que se apoya sobre la
tierra del tiesto.
Gel de riego
No solo permite regar las plantas, sino
que además ayuda a las recién plantadas a arraigar. Está compuesto por
un 97,85% de agua, un 2% de celulosa y un 0,15% de alumbre; es
biodegradable e inocuo. Libera el agua progresivamente de modo que la
planta está siempre húmeda (los fabricantes aseguran una autonomía de 30
días). Hay que tomar la precaución de que no le dé el sol, ya que se
evaporaría rápidamente. Algunas firmas lo comercializan dentro de
envases que se destapan y se apoyan boca abajo sobre el sustrato, y
proporcionan abono además de humedad durante un mes.
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