jueves, 18 de abril de 2013

¿Cuáles son las señales de que la meditación de uno está yendo más profundo?

En realidad no hay señales en el camino, porque no hay un camino fijo. Y todo el mundo va por un camino diferente, no estamos en una sola carretera. Incluso si estás siguiendo la misma técnica de meditación no estás en el mismo camino; no puedes estarlo. No existe un camino público. Cada camino es individual y personal: por eso ninguna experiencia en el camino te ayudará; en vez de eso, te podrían hacer daño. 
Alguien podría estar viendo algo en su camino. Si te dice que ese es un signo de progreso, puede que tú no te encuentres con el mismo símbolo en tu camino. Puede que en tu camino no estén los mismos árboles, puede que en tu camino no estén las mismas piedras. Por eso no seas una víctima de todas estas tonterías. 
Sólo tienen importancia algunas sensaciones internas. Por ejemplo, si estás progresando, entonces algunas cosas empezarán a suceder espontáneamente. Primero: cada vez te sentirás más contento. 
En realidad, cuando se ha cumplido el objeto de la meditación, uno está tan contento que se olvida de meditar; porque la meditación es un esfuerzo, un descontento. Si un día te olvidas de meditar y no sientes ninguna adicción, no sientes ningún vacío, estás tan lleno como siempre, deberás saber que es una buena señal. Habrá muchos que meditarán, y que si no meditan les sucede un extraño fenómeno. Si lo hacen, no sienten nada. Si no lo hacen, entonces sienten el vacío. Si lo hacen no les ocurre nada. Si no lo hacen, sienten que les falta algo. 
Esto es sólo un hábito. Como fumar, como beber, como cualquier cosa, es sólo un hábito. No hagas de la meditación un hábito. ¡Deja que esté viva! Entonces el descontento irá desapareciendo poco a poco; sentirás contentamiento. Y no sólo mientras estás meditando. Si algo sucede sólo cuando estás meditando es falso, es una hipnosis. Te hace bien, pero no va a ser muy profundo. Es bueno sólo por comparación. Si no sucede nada, ni meditación, ni algún momento de éxtasis, no te preocupes. Si está sucediendo algo, no te aferres. Si la 
meditación va correctamente, en profundidad, te sentirás transformado a lo largo de todo el día. Y un contentamiento sutil estará presente en todo momento. Sentirás en tu interior un centro sereno: contentamiento. 
Por supuesto, habrá resultados. La rabia será cada vez menos habitual. Irá desapareciendo. ¿Por qué? 
Porque la rabia muestra una mente no meditativa; una mente que no está a gusto consigo misma. Por eso te enfadas con los demás: básicamente, estás enfadado contigo mismo. Porque estás enfadado contigo mismo, sigues enfadándote con los demás. 
¿Has observado que sólo te enfadas con aquellas personas que te son muy próximas? Cuanto más intimidad, más rabia. ¿Por qué? Cuanto más grande sea la distancia entre tú y la otra persona, menos rabia habrá. No te enfadas con un extraño. Te enfadas con tu mujer, con tu marido, con tu hijo, con tu hija, con tu madre. ¿Por qué? ¿Por qué te enfadas más con las personas con las que tienes mayor intimidad? La razón es 
esta: estás enfadado contigo mismo. Cuanto más intimidad tiene una persona contigo, más identificado está contigo. Estás enfadado contigo mismo, por eso siempre que tienes a alguien cerca puedes echarle tu rabia encima. Se ha vuelto parte de ti. 
Con la meditación estarás cada vez más feliz contigo mismo; recuerda, contigo mismo. 
Es un milagro cuando alguien está más feliz con uno mismo. Nosotros, o estamos felices con alguien o enfadados con alguien. Cuando uno va sintiéndose más feliz con uno mismo, esto es realmente enamorarse de uno mismo. Y cuando estás enamorado de ti mismo, es difícil enfadarse. Todo el asunto te parece ridículo. 
Habrá cada vez menos rabia, cada vez más amor y más compasión. Estos serán los signos, los signos generales. 
Por eso no te creas que has conseguido algo si empiezas a ver luces o si estás viendo bonitos colores. Están bien, pero no te des por satisfecho a menos que haya cambios psicológicos reales: menos rabia, más amor; menos crueldad, más compasión. A menos que suceda esto, el que estés viendo luces y colores, y escuchandosonidos, es un juego de niños. Son hermosos, muy hermosos; está bien jugar con ellos, pero no son el objeto de la meditación. Suceden en el camino, son sólo la consecuencia, pero no les des importancia., 
Mucha gente viene a mí y me dice: «Ahora estoy viendo una luz azul, ¿qué quiere decir este signo? ¿Cuánto he progresado?» Una luz azul no servirá porque tu rabia está emitiendo una luz roja. Tienen importancia los cambios psicológicos básicos, por eso no vayas detrás de los juguetes. Esos son juguetes, juguetes espirituales. Son objetos, no fines en sí mismos. 
En una relación, observa lo que está sucediendo. ¿Cómo te estás comportando ahora con tu esposa? Fíjate. ¿Se ha producido algún cambio? Ese cambio es significativo. ¿Cómo te estás comportando con tu criado? ¿Se ha producido algún cambio? Ese cambio es significativo. Y si no hay ningún cambio, entonces tira tu luz azul; no te sirve para nada. Te estás engañando y te puedes seguir engañando. Estos son trucos fáciles de conseguir. 
Por esto el hombre presuntamente religioso comienza a sentirse religioso: porque ahora está viendo esto y aquello. Pero sigue siendo el mismo; ¡incluso empeora! Tus progresos se deben observar en tus relaciones. 
Las relaciones son el espejo: mira tu rostro en ellas. Recuerda siempre que las relaciones son el espejo. Si tu meditación va profundizando, tus relaciones cambiarán; ¡cambiarán completamente! El amor será la nota básica de tus relaciones, no la violencia. En la actualidad, la violencia es la nota básica. Incluso cuando miras a alguien, le miras de un modo violento. Pero estás acostumbrado. 
La meditación para mí no es un juego de niños, es una profunda transformación. ¿Cómo darse cuenta de esta transformación? Está siendo reflejada constantemente en tus relaciones. ¿Intentas poseer a alguien? 
Entonces eres violento. ¿Cómo puede uno poseer a alguien? ¿Estás tratando de dominar a alguien? Entonces eres violento. ¿Cómo puede uno dominar a alguien? El amor no puede dominar, el amor no puede poseer. 
Por eso, en todo lo que estés haciendo sé consciente, obsérvalo y sigue meditando. Pronto empezarás a sentir el cambio. De pronto dejas de ser posesivo en las relaciones. Poco a poco, el ansia de poseer desaparece y cuando ha desaparecido la relación tiene una belleza en sí misma. Cuando está presente eres posesivo, todo se vuelve sucio, horrible, inhumano. Pero somos tan embusteros que no nos miramos a nosotros mismos en nuestras relaciones, porque ahí se puede ver nuestra cara real. Por eso cerramos los ojos a nuestras relaciones y seguimos pensando que vamos a ver algo dentro. 
Dentro no puedes ver nada. Primero sentirás tu transformación interna en tus relaciones externas y luego irás más profundo. Sólo entonces empezarás a sentir algo en tu interior. Por eso, prueba, penetra en tus relaciones y mira allí si tu meditación está progresando o no. 
Si sientes un amor creciente, un amor incondicional, si sientes compasión sin motivo, si sientes una preocupación por el bienestar de los demás, por la abundancia, tu meditación está creciendo. Entonces olvídate de todo lo demás. Con esta observación observarás muchas cosas en ti mismo. Serás más silencioso, menos ruidoso en tu interior. Cuando haga falta hablarás, cuando no haya necesidad estarás en silencio. En este momento no puedes estar en silencio en tu interior. Te sentirás más a gusto, relajado. Cualquier cosa que hagas será un esfuerzo relajado; no habrá tensión. Serás cada vez menos ambicioso. Por último, la ambición desaparecerá. Hasta la ambición de alcanzar moksha*
 desaparecerá. Cuando sientes que incluso el deseo de alcanzar moksha ha desaparecido, has alcanzado moksha. Ahora eres libre, porque el deseo es la esclavitud. 
Incluso el deseo de liberación es esclavitud. Incluso el deseo de no tener deseos es esclavitud. 
Siempre que el deseo desaparece por algo, entras en lo desconocido. La meditación ha alcanzado su meta. entonces el samsara** es moksha: este mundo en sí mismo ya es liberación. Entonces esta orilla es la otra orilla.

1 comentario:

  1. Que hermosas palabras, ya no recordaba que debemos estimar a los demás en nuestras relaciones; debemos pensar en como afecta nuestra experiencia la de los demás y me gusto mucho que escribiera que mirándonos en las relaciones podemos realmente vernos por ende conocernos, a mi me cuesta trabajo pero meditaré en ello para darme cuenta. Saludos.

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